Hace mucho tiempo inicie con este camino, hoy, aún siento que no puedo decir que "sé", no es posible llegar a ser una enciclopedia de conocimiento, con mayor precisión, ni a un glosario, esto es más, un cúmulo de experiencia, por que cada caso resuelto es totalmente distinto a otro, por eso es muy recomendable que siempre estén los oídos y la mente abierta.
Cuando crees que tienes todo bajo control, es cuando más atención debes de prestar, la zona de confort no siempre es la zona con menos riesgos, es por ello que debe uno volver a lo básico, siempre será importante que mires a la base, los pies, los cimientos, las raíces del proceso, se desmenuza, se debe repasar lentamente.
Si es muy cierto que el ojo de un segurista es agudo, no es suficiente dejar todo al sentido de la vista, el segurista experimentado usa cada sentido disponible para captar detalles. Éste proceso es además una manera que también desarrolla una agilidad mental y estimula la imaginación, cada caso que un encargado de seguridad debe resolver, es único, por que, además de ser un riesgo, él no hacerlo, sería más bien un antecedente a una consecuencia más grave qué la inicial.
Con mucha frecuencia (y mucha alegría) veo cada día más gente portar de camino a casa, su chaleco, su casco, sus gafas, sus botas; muy probablemente sea una obligación en su trabajo, sin embargo, también quiere decir que los primeros frutos de la seguridad están brotando.
Espero que más adelante no solo sea una invitación, una obligación, una moda... Que sea una conciencia y un hábito tan arraigado como el comer tacos, me disculpo por la comparativa, pero ya tengo hambre.
En cada ramo industrial, cada actividad, cada día, debe nacer un segurista, que brinde a través de sus conocimientos y experiencia, las condiciones mínimas necesarias para garantizar que todas las personas que trabajamos, confiemos en volver a casa.
En obra, desde la perspectiva segurista.